jueves, 4 de septiembre de 2014

Ensayo sobre la Danzaterapia (A pedido de María José Vexenat)

Me llamo Pablo, tengo parálisis espástica-distónica. Allá por el año 2004, cuando yo tenía 35 años, una amiga y compañera de trabajo que era bailarina, me propuso hacer “contact”. Ella estaba formada en la escuela de Alessi. Entonces empecé por ese lado. Así comenzó mi formación como bailarín. Yo nunca había pensado que podía bailar; bailar bailaba, pero nunca lo había considerado como un arte al que me podía dedicar. Mi familia, si bien no influyó demasiado en mi decisión de bailar, me acompañó, como me acompañó siempre.
En Noviembre de 2004, se realiza en Mar del Plata el “Primer Encuentro Provincial Artístico por una Cultura Participativa y de Integración” a cargo del Instituto Cultural del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Allí había varios talleres, junto con mi compañera,  elegimos un taller de Danzaterapia a cargo de María José Vexenat. Ella por su forma, carácter, calidez y su formación nos impactó. Y yo, en lo personal, pude entablar una relación de amistad que aún perdura. Lo que recuerdo, de aquella primera experiencia con la Danzaterapia, como una imagen que me marcó es el mar, el “movimiento” del mar con el que trabajamos, tal vez sea porque yo vengo de la llanura que está siempre, aparentemente quieta, sólo aparentemente… porque cuando el viento sopla todo es un movimiento. El movimiento comienza cuando se siembra una semilla y esa semilla empieza a crecer y se convierte en árbol, que es movido por el viento…todo eso se trabaja en Danzaterapia. La semilla es un punto, el árbol está formado por líneas que a su vez están formadas por varios puntos… somos seres en movimiento.
A partir de esta experiencia mi formación se dividió. Por un lado seguía haciendo DanceAbility, y paralelamente, comencé con la Danzaterapia. Yo creo que las dos escuelas se complementan.  Danceability está más ligado a lo lúdico. La Danzaterapia es más método. A ver, también está lo lúdico en juego pero también está en juego la sensación, la tensión entre los compañeros, estar juntos pero no tocarse, eso te ayuda a controlar tus movimientos dentro de lo posible. Y además, lo que a mí me sirvió es que me marquen lo que es un punto  o una línea o trabajar con elementos por ejemplo. Pero creo que aunque yo no logre totalmente hacer el punto o la línea, o se me complique la utilización de los distintos elementos, lo importante es que lo voy  intentando y en ese intentar voy mejorando. Mi cuerpo, atravesado por la discapacidad, encontró en la Danzaterapia, no una terapia en el sentido tradicional del término sino una forma, una manera de expresar lo que siento. Haciendo un paralelo cuando tuve mi primera computadora adaptada pude empezar a poner en palabras lo que sentía, con la Danzaterapia pude poner en movimiento lo que siento.
Actualmente yo estoy haciendo otra cosa que tiene poco que ver con estas dos escuelas, formé un grupo, Carnabailando, con el cual armamos coreografías y hacemos presentaciones, igual le voy metiendo cosas de las dos escuelas. Digo, aparece mi formación tanto como la de mis compañeras (que vienen de otro lugar)… el cuerpo tiene memoria, y las cosas van surgiendo en el momento del danzar.

La Danza me ayudó mucho en varios aspectos: en lo físico poder lograr algunas leves, pero importantes,  mejorías. En lo social la danza me fue poniendo en un lugar como más visible. Yo nunca fui invisible, pero bueno…la danza me puso en otro plano. Me ayudó hasta en el plano afectivo, por qué digo esto? porque mi pareja también se ha dedicado a esta disciplina, si bien no nos conocimos en este espacio (el de la danza), tenemos esta pasión en común.

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