miércoles, 13 de noviembre de 2013

“Acompañamiento: El otro lado”

(Escrito para la 3° Jornada: “Hacerse de un acompañamiento terapéutico”. 01/11/13, Saladillo, Pcia. de Buenos Aires) Buenas tardes. Mi nombre es Pablo Tortoriello, y vengo con Dolores a que se olviden de todo lo que escucharon hasta ahora. Tengo 44 años y una parálisis cerebral… como pueden apreciar… les voy avisando que soy muy ácido. Siempre me manejé con la ayuda de mi familia y amigos. Cuando nací, las cosas no eran como ahora, no digo que ahora sea fácil para alguien que tiene una discapacidad, pero hemos mejorado. Desde que nací estoy en silla de ruedas. La silla es para mí, digo para mí porque conozco gente que la considera parte de su cuerpo, para mí es como los zapatos, o eso que usamos para trasladarnos. Me toco abrir algunas puertas, por ejemplo, cuando cumplí 6 años, en Junín no había escuela especial, lo que si había era un jardín privado que se llamaba “aleteos”, era un jardín al que asistían los chicos con discapacidad. Dos años después se abrió la escuela 502 y ahí fuimos todos los que salíamos del jardín. La escuela era como ambulante, íbamos de un lado a otro por no tener un lugar propio (que recién se consiguió en los años 80). Cuando termino la escuela, obvio, quiero empezar el secundario, anduvieron mis viejos recorriendo todas las escuelas de Junín (públicas y privadas) y no me aceptaron en ninguna. Así perdí dos años haciendo nada. Cuando mi hermana Laura, dos años mayor, se va a estudiar a Bs. As. le pedí que me buscara algo para que yo hiciera. Así es como llegue a Bs. As., a los 16 años, conseguí una escuela privada (también para discapacitados) y curse tres años. Allí me empecé a plantear ¿qué hago acá?, si puedo acá, tengo buenas notas por que no puedo en Junín, en mi lugar, y dije “me vuelvo”. Ya en Junín, de nuevo a conseguir escuelas. Me dejaron anotar en una nocturna, la Media 4, cursaba en la escuela 1 (una escuela común). Curse dos años y me pude recibir. Yo sé que sin el apoyo de toda mi familia (y de mis compañeros) no hubiera logrado casi nada de lo que logre. Si mis viejos, que trabajaban los dos, no me hubieran llevado todos los días a la escuela primaria no hubiera podido hacerla, sin mi hermana Laura que me bancó casi dos años en bs. as. no hubiera podido empezar la secundaria, sin mi hermana Julia (4 años menor) que iba a la escuela y a la noche me acompañaba a mí (cuando cursé en Junín, y terminamos juntos la escuela), no hubiera podido terminar la secundaria. Sin mis compañeros de la escuela que me bancaron desde el primer día, aceptándome como uno más. Y sin mis compañeros de la facultad que me bancaron hasta que yo les pedí que no me bancaran más porque les iba a perjudicar la carrera (en un ratito cuento esta historia). Sin todos ellos y mucha gente más yo hoy no estaría acá… Después, como les decía, me plantee la posibilidad de seguir una carrera universitaria, por ese tiempo estaba el CURJ (Centro Universitario Regional Junín) y me incline hacia abogacía, esa fue una locura total, piensen: por una lado, era una paradoja, justo yo venir a “estudiar derecho”, ja, ja, ja, y por el otro cursábamos arriba de un bar muy conocido de Junín, y para acceder a las aulas teníamos que subir una larga escalera (muy conocida en Junín, por lo alto y por la inclinación que se cobró varias víctimas que en su intento de subir que terminaban desplazándose de diferentes maneras nuevamente abajo… yo safé) …. Con eso les muestro un panorama. Por suerte duro poco, un cuatrimestre. Deje la facu, compre mi primera computadora con un programa que yo manejaba con la boca y podía escribir, surgieron algunas cosas muy interesantes. Después de un tiempo en el año 1995 se abría en Junín la facultad de Psicología (ahí es donde conozco a Dolores y María, éramos compañeros) Me olvidaba de contarles que siempre baile pero nunca pensé que iba a hacer arte. Bailaba en fiestas con amigos. Mi vida apuntaba hacia otro lado, quería ser psicólogo. No pude, solo me permitieron rendir 22 exámenes (de un total de 33 exámenes que conforman la carrera) y después de eso se negaron a que yo siguiera rindiendo debido a que en la facultad consideraban que mis supuestas limitaciones no me permitirían ejercer la psicología. Aclaro que yo nunca pensé poner un consultorio con un diván, un cuadro de Freud y un helecho. Yo podía y quería hacer investigación, podía trabajar en equipos con colegas… que de hecho lo hice, o podía colgar el título en la pared como tanta gente hace, pero bueno… (acá es donde recibí, como les dije anteriormente, el apoyo de mis compañeros, a quienes les dije que no se preocuparan y pedí que no lucharan más porque los estaban perjudicando académicamente). Como les decía, en mi Residencia Clínica, perteneciente al sexto año de la carrera, trabajé con uno de mis compañeros en el Centro de día Horizonte (perteneciente a la Asociación de Padres e hijos Especiales) donde yo después termino trabajando, a pedido del equipo durante 7 años (ad honorem). Vale una aclaración: no comparto el término “especial”, para mí especial es la pizza de jamón y queso, yo no. Mientras tanto, como les decía, conte siempre con la ayuda de mis viejos hasta que hace unos diez años me di cuenta que mis viejos estaban grandes y precisábamos ayuda, porque justamente ellos no podían ocuparse continuamente de mí y yo tampoco quería eso. Entonces hablando con Laura, mi hermana, apareció la idea de buscar a alguien que me ayudara. Empezamos a buscar y había un psicólogo amigo que había empezado a formar a acompañantes. Él me recomendó a José, quien era estudiante avanzado de psicología y estaba haciendo el curso de Acompañante Terapéutico. Con José estuvimos casi dos años. Fue un momento complicado de mi vida, se bancó entre otras cosas la muerte de mi viejo. Después consiguió un trabajo mejor y bueno… se fue. Con él aprendí mucho de música porque es pianista. Y leíamos bastante. También paseábamos. Yo estaba trabajando en Horizonte (como les había contado, encargado de unos talleres junto con otros compañeros en grupos de chicos con psicosis), entonces lo que buscaba era un poco de descanso, de distracción, no hacer nada. A esa altura ya estaba bailando con Vero Santamaría (eso después se los cuento). Cuando José se va, otra vez a buscar, yo creo que en ese momento le preguntamos por primera vez a Dolores, que sabía que estaba trabajando de acompañante (quien dijo que no porque no tenía disponibilidad… se hizo rogar), igual yo buscaba un varón, por una cuestión mía, me parecía que iba a poder manejarme mejor, pavadas de uno. Entonces le pregunté a un amigo, Javier, que trabajaba en otro centro de día y él me presentó a Martín (Aclaro, tanto José como Martín, además del trabajo de Acompañante a la noche me acostaban, quizá por eso prefería buscar acompañantes varones). Martín era Profesor de Educación Física y estaba haciendo la especialidad en Discapacidad, yo, mientras seguía trabajando en Horizonte. O sea, lo que quise, era lo mismo que con José, esparcimiento porque, como supongo algunos sabrán, trabajar en psicosis es complicado, es duro. Así que Martín me llevaba a dar vueltas, a tomar algo, hemos ido a bailar alguna vez. Pero bueno, otra vez las vueltas de la vida: Martín se casa y se va de Junín. Y él mismo me recomienda a Belén que trabajaba con él en el Centro de Día Renacer, una chica estudiante de psicología que estaba haciendo el curso de Acompañante Terapéutico. Con ella las cosas no terminaron muy bien, digamos, conmigo estaba todo bien, pero hubo algunas cosas que hicieron que yo le pidiera que no venga más. Aun así, es en esa época en que yo empiezo a pensar un proyecto de danza y lo comenté con ella. A raíz de lo cual hablamos con una bailarina con la que al final no concretamos nada. Mi idea era armar en Junín un grupo de danza. Esto era parte de una idea que había tenido junto con Vero Santamaría, pero que nunca pudimos llevar a cabo. Tuve varios intentos con distintas personas pero nunca lográbamos concretarlo. Para entonces me había quedado sin acompañante, entonces a buscar nuevamente pero esta vez la búsqueda era distinta. Ya no trabajaba en Horizonte, yo quería armar el proyecto de una buena vez. Entonces volvimos a hablar con Dolores, que esta vez estaba al pedo ja, ja, ja , no, que esta vez sí pudo y nos encontramos en Diciembre de 2009. Ahí hablamos, ella me planteó que no quería ser “paseadora”, yo le dije que justamente no buscaba un paseador. Buscaba alguien que me ayudara a que yo pudiera llevar adelante mi proyecto, la consigna de trabajo era concretar mi sueño: armar en Junín un grupo de danza inclusiva. Y lo logramos. Ella no tenía idea de danza, ni nada que se parezca pero dijo que sí. Lo que necesitaba, porque el proyecto ya estaba en mi cabeza, era alguien que me ayudara a terminar de darle forma, a escribirlo, y a ponernos en marcha en la búsqueda de los contactos. Bueno, hablar de mi proyecto, hablar de Carnabailando, es hablar de mi historia con la danza. Antes de José, mi primer acompañante, bastante antes, yo practicaba natación con 2 profesores, uno de los cuales era Constanza Quellet (Cony) coordinadora del Centro de Día Horizonte. Allí conocí a Verónica Santamaría, profesora de expresión corporal y bailarina (quien había estudiado con la profesora Andrea Fernández). Pero en realidad la culpable de que yo hoy baile es Cony, a ella se le ocurrió quedar embarazada y obviamente no podíamos ir a la pileta y yo no quería quedarme quieto. Le propuse a Vero que mientras tanto probáramos de hacer algo con el baile. Y después ya no pude parar. Después Vero se fue a vivir a Bs As, la vida vio? Y yo empecé a buscar nuevos caminos, parejas para poder bailar, siempre con la idea de poder armar en Junín un espacio de danza que no había. En estos caminos conocí a mucha gente, por ejemplo Alito Alessi (norteamericano), creador de Dance Ability, un movimiento que nace a partir de la danza contemporánea y del contact improvision y que Alito realizo con un persona como yo, con parálisis cerebral. Esta experiencia lo lleva a buscar nuevas formas de movimiento sin darle tanta importancia a la calidad del mismo, sino a la forma, permitiendo que la danza se extienda a todas las personas sin importar ningún tipo de limitación. María Fux, creadora de la Danzaterapia en la Argentina, metodología que promueve y reafirma la integración de las personas a través del movimiento. El objetivo de rescatar y estimular las potencialidades del cuerpo sin distinción de capacidades modifica nuestra mirada de la danza: como un arte que nos incluye a Todos. Susana Gonz, fundadora del Grupo Alma, del IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte) . María José Vexenat, discípula directa de Maria Fux. Y Andrea Fernandez, Marina Gubbay y Gabriela Guebel del espacio Danza sin límites (perteneciente al movimiento anteriormente nombrado, DanceAbility), del que formé parte aproximadamente durante nueve años. Este espacio fue mi lugar fuera de Junín. A través de ese grupo viajé a Montevideo, en el año 2009, para poder participar del primer festival Internacional de Contact Improvision. También en este espacio conozco a la gente del grupo Pulsiones. Un grupo de danza inclusiva de la ciudad de Bahía Blanca. (Después les voy a contar bien todo lo que puede lograr con todos estos contacto). Al no haber en mi ciudad espacios de danza inclusiva tenía que viajar a Buenos Aires o Mar del Plata u otros lugares con las dificultades que el traslado acarrea: viajar, los costos, un acompañante siempre, etc. Empezamos a trabajar en Febrero de 2010, con Doli, dándole forma al proyecto. En esa primera etapa contamos con la colaboración de Mari (que tenía formación en expresión corporal) y quien se entusiasmó mucho con el proyecto. Había que buscarle un nombre a esto que estábamos armando. Hubo un conjunto de cosas que me fueron pasando y de ideas que me iban surgiendo a partir de ellas. En febrero de 2010, había estado en el Carnaval de Montevideo, junto con mis sobrinos Clara y Lautaro, primer viaje donde yo era el mayor. Había decidido tomarme vacaciones e irme sin que mi madre tuviera que acompañarme, y también le di vacaciones a ella. Disculpen estaba hablando del carnaval. Pude comprobar como durante ese mes en Montevideo todos éramos “iguales”, no importaba la nacionalidad, el color, la edad, el sexo, nada, era una fiesta de la igualdad. En marzo se termina el carnaval y con él la igualdad (aunque las cosas están mejorando). Esta experiencia me dio la idea de por qué no lograr que la fiesta continuase a través del baile. Por eso Carnabailando, fue el mejor nombre para transmitir el espíritu, la idea del proyecto. Cuando el proyecto estaba en marcha Doli me dijo que tenía una amiga, Carolina Dandrea, que bailaba folklore, flamenco y que tenía una academia de baile. Me contacto con ella. Así conocí a Caro. Fue como si hubiéramos sido compañeros de toda la vida. Enseguida pudimos entendernos comunicándonos a través de la danza. Empezamos con los primeros pasos de nuestra coreografía. Pero nos faltaba una tercera persona, Doly es media dura para el baile, fue así como Caro invito para sumarse al proyecto a María Emilia Sardi, la Emi, amiga de ella y también profesora de baile. Desde que formamos el grupo con Caro, en Mayo de 2010, nos juntábamos a ensayar en su academia todos los jueves. Doli me acompañaba, después se sumó Emi, y para mediados de julio, empecé a ir yo solo los días martes, para poder preparar mejor los coreos y tener más tiempo para bailar, que es lo que nos gusta. A esta altura las chicas habían perdido el miedo a que me pudiera pasar algo con la silla, sobre todo después de la primera caída, son cosas a las que yo estoy bastante acostumbrado pero la gente no. Carnabailando iba tomando forma, ya estábamos bailando, el trío funcionaba muy bien. Teníamos armada la primera coreografía y queríamos presentarla y presentarnos nosotros. Fue así como comenzó a surgir la idea de organizar una primera jornada de Danza Inclusiva, con Andrea Fernández y Marina Gubbay. Necesitábamos un espacio y plata para poder realizarla, y una imagen que nos representara. Así fue como salimos por primera vez en peregrinación, Doly y yo, el lugar lo consiguió Mari, haciéndonos puente con el director del Instituto 20, Ariel Pulido. El dinero fue más complicado pero obtuvimos colaboración de amigos y empresas de nuestra ciudad, para esto contamos con un colaborador muy especial, concejal de la ciudad de Junín, Ricardo Petraglia, quien nos ayudó a abrir varias puertas. En cuanto a la imagen, mi sobrina Clara, que estudiaba diseño, tomo una foto mía bailando, y en base a ella hizo el logo de Carnabailando. Pusimos el evento en facebook como una forma más de difundirlo, además de los afiches, diario y televisión (a la que concurrimos para que nos hicieran una entrevista para poder contar de lo que se trataba nuestro encuentro). Un día sentado en la computadora veo un mensaje en facebook un pibe que preguntaba si podía ir cualquiera a la jornada. Le conteste que sí, que lo esperaba, era Giuliano Depierro, un chico con parálisis cerebral que se había entusiasmado con la jornada y con quien quedamos como amigos y hasta llegó a participar en dos coreos, pero lo de él no era el baile, era la música, así que nos sigue acompañando en el proyecto, pero desde otro lugar (armo el grupo Carnabailando en Facebook, por ejemplo). Finalmente llego el 5 de junio hicimos la Jornada, nuestra primera jornada, fue un éxito, asistieron muchas personas. La misma duro todo un sábado. La gente quedo muy conforme. Se cumplió el objetivo del nombre del proyecto, asistieron personas de todo tipo, con diferentes capacidades y pudimos trabajar en un ambiente de igualdad, respetándonos en nuestras diferencias. Al finalizar la jornada nos sentamos en un ronda para ir compartiendo cada uno acerca de lo que había vivenciado durante el taller. De pronto empieza a hablar el pibe de la compu, y hablo tan bien: todos plateaban que estaban conformes por haber podido trabajar con gente con discapacidad, y él dijo “a mí me ven diferente pero cuando yo los miro no los veo diferentes a mí”, o algo así, la cuestión que nos impactó a todos y por eso lo convocamos para formar parte del equipo, porque esa era la esencia de nuestro proyecto. Además en esa jornada presentamos nuestra primera coreografía de reggaetón, sentí mucha alegría ya que era la primera vez que presentaba algo para el público, si bien estaba acostumbrado a bailar con mucha gente (en los espacios donde he participado) pero nunca armar algo para mostrar a los demás. Enseguida, después de un corto descanso, nos pusimos a armar otra coreo, sin saber muy bien para que, porque no sabíamos muy bien cómo seguir. Sabíamos que íbamos a seguir bailando juntos pero no sabíamos mucho más. La gente había quedado conforme querían seguir participando de jornadas. En cuanto a la coreo, nos metimos con el folklore, las chicas la tienen re clara. Mientras tanto, empecé a comunicarme, vía internet, con una amiga, María José Vexenat, discípula de María Fux, para armar otra jornada. Esta vez utilizamos otro lugar, una confitería de Junín. Esta segunda jornada fue de Danzaterapia a cargo de la Profesora Vexenat. Por suerte fue un nuevo éxito. Fue muy emocionante por la relación que tengo con María José, hace años que quería que viniera y ella también quería venir, hace siete años estuvimos a punto de lograrlo, pero murió mi viejo y se fue todo al demonio. Seguimos siempre en contacto y finalmente pudimos lograr hacer danzaterapia en Junín. La gente respondió nuevamente a nuestra convocatoria, la coreo salió perfecta, asistieron personas que ya habían estado en la jornada anterior y otras nuevas. En septiembre empezamos a armar un baile que fusionaba tango y rock, algo nuevo, diferente, queríamos terminar el año con todo. Como nuevo proyecto nos pusimos en contacto con el grupo Pulsiones de Bahía Blanca, grupo de danza inclusiva con amplia trayectoria que incluye personas con y sin discapacidad física (y que tiene como padrino artístico al bailarín Maximiliano Guerra). Pero solos no pudimos. Habíamos conseguido algunas cosas, entre ellas el Colegio de Abogados para llevar acabo el evento, pero el proyecto era muy ambicioso por la cantidad de bailarines que había que movilizar desde Bahía Blanca. Doli y yo nos pusimos en contacto con Gustavo Traverso, coordinador del Ministerio de Desarrollo Social de Junín, hablamos con él, se mostró muy entusiasmado con la idea y acepto ayudarnos conectándonos enseguida con la encargada del Centro de Referencia de Junín del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, otra vieja compañera de la facultad, Carolina Lablunda, pero los tiempos no nos dieron, tuvimos que postergarlo. Pero no íbamos a terminar el año sin bailar, en Diciembre, pedimos nuevamente el gimnasio de la Escuela Normal e hicimos la presentación de la coreo de tango, Giuliano interpreto unos temas y también lo hizo una cantante de Junín, Adriana Lavié, con la que armamos improvisadamente una coreo del tema “Balada para un loco” (no entiendo porque me dedico esa canción…). A principio de febrero del 2011 volvimos a contactarnos, la gente del ministerio y nosotros dos, para poder realizar el evento, que finalmente se realizó el sábado 25 de junio. La gente del Ministerio nos propuso incluir el espectáculo como cierre de una serie de jornadas sobre integración, en las que yo también participe dando una charla contando mi vida. En esa charla se contó con la presencia de la Licenciada Cristina Bettatis, Directora de la Comisión Nacional Asesora para la Integración de Personas con Discapacidad-CONADIS. A algunos integrantes del grupo Pulsiones los conocía de hacía varios años, por compartir con ellos otros espacios o cursos de danza inclusiva. De manera que fue muy placentero poder compartir escenario con ellos. Tienen un espectáculo muy interesante, que van cambiando anualmente. Eran 11 personas en escena, con y sin discapacidad, por eso los costos para poder traerlos eran altos ya que el transporte debía ser combis porque algunos de ellos están en sillas de ruedas, además teníamos que tener en cuenta a los acompañantes, y queríamos hacer el espectáculo abierto a la comunidad. (Nunca cobramos entrada a ninguno de los eventos que organizamos). Carnabailando, además de la organización, participó, abriendo el evento con la coreo Roxanne, y cerramos con la de Scorpion. También participaron Giuliano cantando sus temas con una banda de rock, Adriana Lavié con Balada para un loco, esta vez improvisando solo con ella. A partir de este momento podríamos decir que Carnabailando empezó a trabajar en inclusión. ¿Se preguntarán por qué digo esto? (Cuando lo escribíamos Doly también se preguntó lo mismo) Porque después de este momento empezamos a participar en festivales que ya no eran específicamente de danza inclusiva, sino festivales donde nosotros éramos un grupo más. Aclaro esto: para la mí una cosa es la integración, vos podes integrar en una escuela especial, estas integrando entre pares, cuando vos metes a ese pibe en una escuela común ahí lo estás incluyendo. Dentro de Carnabailando, entre nosotros hay inclusión ya que estamos trabajando juntos, como pares a pesar de nuestras diferencias. Igual si quieren después debatimos… acuérdense que les dije que soy ácido, ja, ja. Por eso digo, a partir del momento en que comienzan a invitarnos a festivales o eventos organizados por otra gente que nada tiene que ver con la danza inclusiva, o aun, con la discapacidad, es ahí cuando empezamos a trabajar en inclusión. Sin perder de vista lo que somos, un grupo de danza inclusiva, porque ese es el nombre que se le dio a esta disciplina, a esto que hacemos. Entre estos eventos, podemos citar la participación en el FEMI, festival de música independiente de Junín, la presentación en el 2°, 3° y 4° festival (2011-2012-2013) de Aka Dance (academia de Reggaetón), la invitación a la Jornada del centro de día Horizonte, así como también la convocatoria para realizar el cierre de la competición FAD FADE finales nacionales organizadas en Junín. A ver a mí además de la danza me interesan otras cosas, digo, no soy monotemático. Con el tiempo fueron apareciendo otras cosas, apareció un blog, donde voy volcando todas mis ideas, inquietudes o historias (por si les interesa el blog se llama Historias desde la llanura pablodanieltortoriello1.blogspot.com.ar, sino me googlean). Esto lo hacemos con Dolores hace dos años, yo le dicto lo que quiero escribir y ella tipea (aunque casi nunca está de acuerdo con mis ideas, pensamos muy diferente, sobre todo políticamente, pero a pesar de la “grieta” hacemos buen equipo). La computadora para mi es una herramienta para comunicar y para socializar. Siempre tratando de no quedarme en lo virtual, la compu es un vehículo, pero no es el mundo. A partir de ella conocí mucha gente. Digamos que me dio algunas satisfacciones…Por ejemplo conocí, mediante Facebook a la profesora Silvina Peirano, Orientadora sexual en diversidad funcional y Profesora de educación especial. Creadora del espacio “Mitología de la sexualidad especial”. Ella, si bien es Argentina, vivía en Barcelona. La temática de la sexualidad y la discapacidad es un tema complicado, pero interesante y hay que abordarlo, y no hay mucha gente que se ocupe de eso. Hago un paréntesis y les cuento que me gusta mucho viajar, así que cuando tuve la oportunidad me fui con mis sobrinos a Europa, pasé por Barcelona y me encontré con Silvina, porque como dije antes, no me gusta dejar las cosas en lo virtual. A partir de ese encuentro, cuando ella vuelve a la Argentina me convoca como disertante en su primera presentación en la Argentina, en Bs. As. Esto fue a título personal, o sea, no fui como Carnabailando, sino como Pablo Tortoriello. Ahí se me ocurrió ampliar el temario de Carnabailando e invitarla hacer una Jornada en conjunto, Carnabailando y Mitología de la sexualidad. Es un tema que a mí me interesa por obvias razones, así que lo consulté, hablamos con el grupo y el 27 de Octubre del 2012, hicimos la 2° Jornada “Sobre Mitología de la sexualidad especial” en Junín, abierta a la comunidad. Esto también tuvo una buena convocatoria, sobre todo teniendo en cuenta la temática. Este año volvimos a trabajar en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Se me ocurrió juntar las dos escuelas en las que me formé como bailarín. Así que convocamos a Andrea Fernández de DanceAbility y a María José Vexenat de Danzaterapia para llevar a cabo el 1° Encuentro de danza para todos. Por primera vez trabajaron juntas, si bien ya se conocían nunca habían hecho nada en conjunto. Bueno, así vamos haciendo caminos, como dije en un principio sigo abriendo puertas, tengo vocación de cerrajero ja, ja, ja (Y ahora tengo una buena ayudante). Mi relación con Dolores, como con casi todos los que pasaron antes, es más que una relación de terapeuta–paciente, es una relación casi de amistad, y tampoco pondría “casi”. Digo, yo no voy a los cumpleaños de mi médico por ejemplo. Nunca fui al cine con mi psicóloga y esas cosas. Doli viene, eso sí a completar lo que yo no puedo sólo: escribir, hablar con claridad por ejemplo. Obviamente hay pautas que armamos juntos, días, carga horaria, feriados y no mucho más, o sea el encuadre es lábil o distinto. Así que más que una relación terapeuta-paciente es un buen equipo de trabajo.

0 comentarios:

Publicar un comentario