jueves, 24 de noviembre de 2011

Domingo

No, no voy a hablar de Sarmiento, menos de Cavallo, hoy no. Domingo Meniconi tenía todo para pasar una muy buena vida en Italia. El padre tenía campos, tenia la única casa con tres pisos del pueblo. Tenía 18 años. ¿Por qué apareció en Viamonte trabajando en el ferrocarril, por qué lo único que trajo fue un cuadro de un hermano que después, con el tiempo, supimos que se llamaba Antonio? ¿Qué mueve al mundo? El deseo, no hay otra. El pendejo se enamoro de la mujer equivocada. El padre se opuso y él le dijo “si no puedo estar con María me voy a América y no me ves nunca mas”. El padre, hizo lo que hubiera hacho yo, no le dio bola, habrá pensado “ya se le va a pasar”. Pero no, al tipo no se le paso, así que agarro una valija, el cuadro del hermano muerto y se vino a laburar acá, solo. Con el tiempo, Domingo hizo varias cosas, entre ellas, fundo el Partido Socialista de Viamonte, la Cooperativa Agraria y demás.
Formo una familia. Tuvo tres hijos varones, uno era Osvaldo, mi abuelo. Cuando su padre murió y le avisaron, Domingo volvió a Italia para dejarle su parte de la herencia a su hermano veinte años menor. Domingo murió acá, en la Argentina, ya era muy grande, murió al lado de su esposa, María (otra, pero no importa).


Cumplió paso a paso su palabra, “me voy a América y no me ves nunca mas”. De ahí vengo.

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