Antonio Tortoriello era lechero, no tuvo una vida
fácil. Quedo huérfano aproximadamente a los cuatro años. Al poco tiempo empezó a trabajar como boyero. Los
padres le habían dejado, a él y a sus hermanos, un pedazo de campo, así que de eso vivieron. Cuando se casó
eligió, del pueblo de al lado de sus padres, a una tana. Antonio, mi
abuelo, vendió leche con un carro casi toda su vida, mi viejo lo
ayudaba hasta que se mudaron a la ciudad. Puso un bazar, quiosco y esas cosas.
Se levantaba todos los días tipo seis de la mañana, tomaba unos mates y abría
el negocio. Eso lo hizo hasta el último día. Una noche se acostó a descansar en
su cama y descanso. Todo el barrio lo quería, parece que vendía buena leche.
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