Tranquilos,
no me agarro ningún delirio místico. Ayer estuve en lo que antes era la ESMA y
hoy es un lugar lleno de vida, arte y memoria.
Impresiona un
poco el lugar sabiendo lo que paso, pero ese lugar demuestra que la vida le
gana a la muerte, que el olvido no pudo evitar la memoria y que la arte vence al
odio…
Que en ese lugar haya un centro cultural llamado
Haroldo Conti es un acto de justicia, poética, pero justicia al fin
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