jueves, 10 de abril de 2014

Yo quiero mi monumento

¡Si señor, yo exijo,  en nombre de todos los rengos del mundo, un monumento a la paciencia! Nos rompen las pelotas desde chiquitos médicos, fisiatras, psicomotricistas, y ahora se incorporan los TO, terapistas ocupacionales. Engendros del mal, hijos de satán, dicen: “colguémoslo de las patas…no, mejor parémoslo…” A todo esto hay que sumarle los curanderos o curas sanadores o pastores de toda especie. Otros hijos del diablo… pero por lo menos no te cuelgan de las patas, por lo menos a mí no me pasó.

Obviamente, nadie te pregunta “te duele esto, te gusta….” ¡No nada! ¡Es todo  por tu bien! Ni hablar de los aparatos.  Si no hay te lo inventan. Sádicos! Además, de vez en cuando, a alguien se le ocurre cambiar la formar de llamarnos: ahora somos “DF” ¿será por la ciudad de México, Distrito Federal? Igual está todo bien, les debemos la vida…ahora ¡que rompen las pelotas rompen las pelotas!

1 comentario:

  1. Pablo, te merecés un monumento. Yo te lo haría.
    Y no les debés la vida. No les debés nada.
    Hacen su trabajo. Y deberían hacerlo mejor.

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