Martín siempre estuvo ahí para
ayudarme, esa vez también. Mi viejo
acababa de morir, ese día había discutido con mi vieja por una pavada pero
estaba hecho pelota, y llamó Martín. Me
dijo que tenía que ir a Gesell porque había sido elegido como padrino de Irina
y me volvió el alma al cuerpo. Así que allá fuimos. Es hermosa. Aunque no la
veo tanto como quisiera, yo sé que está y ella sabe que yo estoy. También sé
que está Martín aunque discutamos, somos muy cabezas duras los dos.
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