Cuando Carlos I pronunció la frase “ramal que para, ramal que cierra” todos
sabíamos lo que se venía. Hicimos un par de movilizaciones con el apoyo de los
ferroviarios, lógico. Lo que no fue lógico fue que los ferroviarios o, por lo
menos los sindicatos, nos dejaran colgando por un plato de porotos. Veinte años
después los trenes están volviendo, de a poco, es verdad, pero están volviendo.
Hay que hacer todo de nuevo, las vías, los trenes, las estaciones. Y eso va a
llevar tiempo. Ojalá la gente le dé tiempo al tren.
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