Este es uno de los mejores cuentos de Haroldo Conti “Las doce
a Bragado” o tal vez sea que me toca de cerca porque uno de los “muertitos” que
se le aparecían al Tío Agustín era mi tátara abuelo. El tano Minervino que para
Haroldo y para todo el mundo, tocaba la gaita. Ahí va la corrección: el tano
era tano y no tocaba gaita, tocaba algo muy parecido que se llamaba zampoña,
que de todas maneras es una especie de gaita (recordemos que España ocupó el
sur de Italia 500 años). O sea, esto es
una excusa mía para homenajear a Haroldo y a mi tátara abuelo, es para que lean
el cuento.
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