Cuando estuve en Cuba, él ya no se exponía tanto. Y la gente
reclamaba eso, querían ver a su líder. Sabían que estaba enfermo, pero querían
verlo. Después empezó a aparecer un poco más hasta el final. La gente en Cuba
reclamaba cosas como en cualquier lugar: que hay mucha burocracia y otras cosas
por el estilo. Pero todos, aun los que se quejaban, reconocían los logros de la
Revolución. Y la Revolución era él. También hay que decir, como dijo Galeano,
que Fidel no fue lo que quiso sino lo que pudo, lo que lo dejaron ser. No fue
perfecto, pero fue digno y contagió de esa dignidad a todo el pueblo.
Obviamente no estoy hablando de los
primeros cubanos de Miami, estoy hablando de los que se quedaron. Ellos,
ahora, cuando le preguntan ¿dónde está Fidel? responden: yo soy Fidel!
Hasta siempre!!!
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